"Tuve así, en el curso de mi vida, muchísimas relaciones con muchísima gente seria. Viví mucho con personas grandes. Las he visto muy de cerca. No he mejorado excesivamente mi opinión. Cuando encontré a alguna que me pareció un poco lúcida, hice la experiencia de mi dibujo número 1, que siempre he conservado. Quería saber si era verdaderamente comprensiva. Pero siempre me respondía: 'Es un sombrero.' Entonces no le hablaba ni de serpientes boas, ni de bosques vírgenes, ni de estrellas. Me ponía a su altura. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona grande se quedaba muy satisfecha de haber conocido a un hombre tan razonable"
Comienzo mi blog con este fragmento del primer capítulo de "El Principito" por varios motivos.
El primero de ellos es que como buena Campanilla que soy, siempre debo recordar que he sido pequeña, y que sigo siéndolo, quizás no a jornada completa, pero lo sigo siendo y este libro me lo recuerda con solo recordar su nombre.
Pero empezaré por el principio, por lo que realmente me ha llevado a elegir el texto de este libro.
Hoy escribo desde Zaragoza, donde paso unos días de relax y de recarga de pilas para empezar de nuevo con mis "obligaciones" diarias y mi rutina.
Y aquí es donde Campanilla está a pleno rendimiento, principalmente porque paso los días con mi sobrina Martina de 5 añitos, y tengo que estar a su nivel :)
Pero al principio necesito un pequeño toquecito que me diga "Eh!persona mayor!deja salir a la niña que llevas dentro y DISFRUTA" y ese toquecito ha llegado esta tarde.
Después de pasarme todo el día metida en casa sin hacer nada he decidido salir un rato a la calle a dar un paseo y, como siempre que vengo a Zaragoza, me he metido en la Fnac a ojear libros...he pasado un rato ojeando libros y libros hasta que buscando unos de la escuela de idiomas he ido a parar a la sección de literatura infantil y he decidido buscar un libro para Martina y...me he pasado una hora allí!Leyendo libros (la verdad no son muy largos) alucinando sobre todo con un libro gigante desplegable de Peter Pan...es todo un sueño!(algo caro he de decir), y al final he elegido uno para ella y dando un último paseo por esa sección me he topado con el libro más pequeño de toda la sección y escondido en un rincón. Exacto. El Principito.
Al verlo he empezado a leerlo y a recordar el día en que lo leí por primera vez y he decidido que no podía irme de allí sin llevarle una copia a Martina y, como resulta que yo tampoco le tengo, me he comprado otra copia para mí. Y he salido de la tienda con una sonrisa de oreja a oreja...he empezado a sentirme como una niña, me he metido bajo un soportal apoyada en una columna disfrutando de las pequeñas cosas, las caras de la gente...las reacciones de la gente cuando ha empezado a chispear y la de compañía que he tenido bajo el soportal cuando ha caído la tormenta...de repente una llamada perdida en el móvil que me ha hecho sonreír...un lujo!
Así que he recogido a mi hermano del trabajo y nos hemos ido para casa, y he ido corriendo a darle los libros a Martina, le han encantado, especialmente El Principito porque su madre ya le había leído un día en una librería las primeras páginas y lo recordaba.
Y ahora que estaba yo en la cama pensando y pensado en cómo empezar el blog me he ido a por el libro y he empezado a leerlo y al leer esta parte ya sabí de que iba a tratar mi primera entrada.
Ojalá todo el mundo tuviera a mano este libro SIEMPRE para que, en los momentos en los que se pasen de "mayores", le echen un ojo y saquen a relucir a su niño interior, que ven las cosas de la forma más simple y, la mayoría de las veces, lo más simple es la solución al problema.
Bienvenidos a mi Nunca Jamás particular...
Me gusta tu comienzo! Te seguiré visitando!!!!
ResponderEliminarGEnial....seguiremos leyendo! Martina tiene que ser un cúmulo de buenas sensaciones...
ResponderEliminar